NO ES MÁS RICO...
 

 

No es más rico quien más posee, sino quien menos necesita



Si tienes solamente un plato de arroz y una lata de atún en tu casa, tu cuerpo te dice que sólo necesita el arroz para estar bien, que con eso tiene suficiente. Sin embargo, tu ansiedad te exige más. ¿Por qué abres la lata de atún? ¿por qué no escuchas tu cuerpo y lo respetas?, ¿no sabes que comer más de lo necesario es malo para la salud?, ¿por qué no guardas esa lata para cuando no tengas nada? ¿por qué maltratas tu cuerpo?. “Quien guarda cuando tiene, siempre tiene cuando requiere”, -dice el proberbio. O, expresado de otra manera, “no es más rico quien más posee sino quien menos necesita”.

Fíjate cómo está el planeta, la atmósfera, la tierra… Nuestro ego, que se cree superior y considera salvajes a los más sencillos, coje en exceso de todo aquello que no necesita. Desperdicia recursos naturales y energía. Contamina, esquilma y ensucia. Ahora el planeta se queja. Agotado y menoscabado, se resiente poco a poco, y si nos quedáramos sin aire respirable y sin comida, ya veríamos cómo nuestro ego soberbio e ignorante, sobreviviría y se alimentaría. Como decián los indios hopi: “la tierra no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos”.

Todo camino evolutivo, llámese Sivaísmo, Budismo, Taoísmo, o lo que sea, empieza y acaba con el desapego. Pero cuando el ego se pone posesivo, ansioso, egoísta, tacaño…, la terapia que debes hacer es renunciar a él. Y si se pone más duro, sólo queda un único camino: ¡sacrificarlo!

“Sacrificar” en este caso no es lo mismo que asesinar o matar. ¿Qué significa entonces?. Sin ego no podemos vivir en este plano material, porque gracias a ese ego, tu mente, que es mucho más evolucionada- puede manejar el cuerpo, su fisiología, sus carencias y sus virtudes. Puedes, gracias a tu mente, escucharlo y saber lo que necesita. Necesitas tu ego mientras tengas cuerpo, pero un ego sano, humilde y generoso. Sacrificarlo es darle donde más le duele, es hacerle sentir lo que él hace sentir a otros para que se de cuenta de que pensar sólo en sí mismo, osea, egoísmo, no es el camino correcto, que el verdadero camino es ablandarlo a través de la humildad, del compartir y del amor. El autocastigo o la autodestrucción tampoco son soluciones válidas ni evolutivas; pero sí la autoobservancia y el autocontrol de las compulsiones.

En efecto, quien comparte nunca está solo; pero el orgulloso suele quedarse solo y amargado. Lo mismo sucede con el vanidoso, el lujurioso, el egoísta o el mentiroso… Hay muchas maneras de hacer ese “sacrificio” del ego, -depende de lo dura que sea tu máscara-, y todas ellas se realizan mediante el yoga de la acción desinteresada, que alcanza su perfección en el yoga del amor entusiasta y devocional. Y ¿cómo se realiza esa acción desinteresada?. Parece sencillo a simple vista, y consiste, ni más ni menos, que en realizar cada cosa en tu día a día siempre por amor y sin esperar nada a cambio, por más que le duela a tu ego.

Muchas son las maneras de evolucionar, pongamos algunos ejemplos:

- Observa tu casa. Observa todo lo que tienes en tu casa. Pregúntate, sinceramente, si lo necesitas todo. Si usas toda la ropa que tienes en tu armario, si necesitas todo el mobiliario y enseres que posees y qué valor económico o sentimental tienen aquellos objetos que son de tu propiedad. Estoy seguro de que hay cosas que desde hace mucho tiempo tienes almacenadas sin prestales ninguna atención. Cosas que incluso pesan. Sacrifica tu ego, dónalas a quienes puedan necesitarlas, y siente la liberación y la ligereza después de haberlo hecho.

- Observa tu mesa, la comida que pones en tu mesa. ¿Pones la comida que necesita tu cuerpo para vivir con buena salud?, ¿son los alimentos de la calidad y la cantidad adecuadas? Cuando terminas de comer, ¿dejas el plato limpio, o siempre te dejas unas migajas, un resto, una cucharada, excusándote de que no te cabe más?. ¿Has pensado en aquellos que no tienen ni tan siquiera esa cucharada que tú te dejas por vicio?. Algunos creen que hacer más comida de la que necesitan, es nadar en la abundancia. Eso es una falacia. Otros creen que así sólo cocinan una sola vez al día. Eso es otra falacia, pues la comida que te dejas para la noche, no tiene la misma calidad, ha perdido parte de sus nutrientes. ¡Sacrifica tu ego!. Pon en tu mesa la comida que necesites, y sólo lo que necesites.

Debes aprender a dar gracias a la vida por toda la abundancia que te rodea. Si tu ego tiene más de 20 años y aún sigue pensando de esta manera, inconsciente y sin darse cuenta, mal asunto, estamos ante un caso muy grave que necesita de un cambio radical para poder salvarse de sí mismo. ¡Sacrifica tu ego , enfréntate a la vida.Dedica tu tiempo a un trabajo social, humanitario, religioso o ecologista. Colabora a tiempo completo en alguna escuela o misión, sin recibir nada a cambio. Ayuda a que esa filosofia de vida pueda expandirse. ¡Sacrifica tu ego caprichoso, entrega tu vida hasta que tu ego aprenda a ser humilde y dar las gracias por tanta abundancia!

 

 
   
 
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